"When you delete something on Facebook, all that happens is that they hide it so that you do not see it," said the young man in demand.
VIENA (EFE).- ¿Qué sabe Facebook sobre
mí?. La batalla personal de un universitario austríaco que empezó con
esta pregunta ha terminado obligando a la mayor red social del planeta a
mejorar los términos de privacidad de cientos de millones de sus
usuarios.
En el caso del estudiante de derecho Max Schrems, de 24 años, fueron
1.222 páginas en un CD, con datos personales divididos en 57 categorías,
como aficiones, gustos, opiniones religiosas, y un largo etcétera, que
lo dejó helado.
Entre los datos, acumulados durante sus tres años de actividad en la red
social, le alarmó que aparecieran informaciones y conversaciones que
había borrado, pero que Facebook no eliminó definitivamente, las siguió
conservando en sus archivos digitales.
"Cuando se elimina algo de Facebook, todo lo que sucede es que te lo
esconden para que no lo veas", explica Schrems. "Cada vez que le
escribes a otra persona, en realidad lo haces a tres, Facebook siempre
está presente", advierte.
La red social analizó de forma sistemática todos sus datos sin pedirle
su consentimiento, incluido su parecer cuando apretaba el botón "me
gusta" no sólo en la red social sino en cualquier página digital con ese
"plug-in". "Facebook sabe más de nosotros de lo que la Stasi y la KGB
(la policía política de la Alemania comunista y la Unión Soviética)
sabía sobre cualquier ciudadano normal", reflexiona.
Schrems sostiene que lo que la empresa ofrece -mediante una descarga- a
sus usuarios como su "archivo personal" no es toda la información que
atesora sobre ellos, sino la que se ajusta a las leyes locales. Sin
embargo, su insistencia a través de numerosos correos hizo que a él si
le diesen toda la información. "Un error" que expuso a la empresa,
sostiene.
El archivo fue
la clave para iniciar un pulso con el gigante de Internet que se
prolongó en 22 reclamaciones ante el organismo irlandés para la
protección de datos (DPC), que acabó dándole la razón el miércoles
pasado.
La sede internacional de Facebook -que agrupa a todos los usuarios salvo
los de Estados Unidos y Canadá- se encuentra en Dublín, lo que implica
que la compañía debe cumplir con las leyes europeas de protección de
datos, que son más estrictas que las estadounidenses.
Después de una investigación de tres meses por parte de las autoridades
irlandesas, la red social se comprometió el pasado miércoles a mejorar
la privacidad de los alrededor de 500 millones de usuarios que dependen
de las oficinas de la empresa en Dublín.
Las mejoras que Facebook aplicará incluyen una mayor transparencia en la
gestión de las informaciones personales, como impedir utilizar una
imagen del usuario para fines comerciales sin su consentimiento y
eliminar la información que la red social obtiene a través del botón "me
gusta", entre otros aspectos.
También se limita el tiempo que Facebook puede conservar informaciones
sobre la navegación del usuario, como, por ejemplo, las búsquedas que ha
hecho y cuando utiliza otros "plug-ins".
Dentro de seis meses otro informe de las autoridades irlandesas evaluará
los progresos y se hará también público para mejorar la confianza de
los usuarios, algo que aceptó Facebook..
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