Hace 15 años ningún empresario de los que consideramos exitosos “de la
vieja economía” hubiese invertido en un portal de tecnología para dejar
mensajitos de 140 caracteres, o en otro que permite al usuario levantar
sus fotos de vacaciones para que sus amigos coloquen comentarios
divertidos.
Sin dudas existe un problema de transición muy grave para comprender el
lenguaje de los negocios en un mundo en donde el contenido es de la
gente. Nadie imaginó una revolución como Egipto organizada desde
Twitter, nadie podía imaginar un concurso de bandas que pudiese convocar
a 1900 bandas en un país como Argentina, en Músicos 3.0, organizado
por Fiction City, Claro y T4F.
Vivimos en un mundo en donde las decisiones se toman en tiempo real, en
donde el usuario tiene el control y en donde valor del contenido es
efímero ante la velocidad en la que se reproducen y crean nuevos
contenidos.
La ley SOPA ha sido una expresión de impotencia de una cultura sobrepasada por la masa de consumidores. Tal como escribió Lewis Carroll en Alicia detrás del Espejo,
uno de los libros más celebres escritos en lenguaje verde, los
habitantes del reino de la Reina Roja deben correr rápidamente para
quedar en el mismo lugar en el que están, por que su entorno avanza a la
par de ellos.
La industria del libro y la industria discográfica ha sido sobrepasada
por su entorno, por mantenerse estática en los últimos 200 año, la zona
de confort que les brindó ganancias por miles de millones de dólares,
fue metabolizada por un nuevo movimiento social, que yo llamo la “Social Power” y viene de la mano de las redes sociales sustentadas por las tecnologías móviles.
Las industrias del libro y discográficas nunca se dieron cuenta que su
entorno los dejaba atrás, y si lo vieron no corrieron en el sentido
correcto.
Un teléfono conectado a una prestadora de servicios telefónicos, es solo
un teléfono, conectado a una red social es una plataforma de ventas.
La nueva cultura digital, aceleró los procesos, hoy el autor y el lector
navegan juntos las mismas páginas web, la distancia entre un cantante y
su fan es de solo un clic.
Primero se adaptó el público al nuevo entorno, después se adaptarán los
artistas, y por último nacerá una nueva visión legal para la propiedad
intelectual, pero tal vez, cuando este proceso se complete, el
consumidor volverá a avanzar y esa ley vuelva a ser inadecuada.
No comments:
Post a Comment