Infinitesimalmente insignificantes.

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Infinitesimalmente insignificantes

Publicado en agujero negro, conocimiento, entendimiento, humanidad, locura, razón, Universo 
9 julio, 2007.

El universo, ese todo y ese nada del que tanto creemos saber y donde nada tiene sentido. Hay quien intentará comprenderlo, pero eso no quedará más que en un vano intento, por que… que sabe el pez del agua donde nada toda su vida.
Nuestra mota de polvo, llamada Tierra, no es más que el centro de un microcosmos no físico, sino mental; la conciencia colectiva de la humanidad. Es complicado tan sólo pensar. ¿Puede haber vida en otra mota? ¿Hasta donde se extiende la inmensidad del vacio? ¿Son infalibles las leyes de la física?. La razón por la que exploramos este y otros mundo es por curiosidad, cuando sabemos lo que hay aquí, necesitamos saber que hay más allá. Pero, ¿podremos realmente darnos cuenta de dónde estamos, para qué estamos y hasta cuando estaremos?.
Cuando pensábamos que no hay nada más pequeño que un átomo, descubrimos los protones, neutrones y electrones. Cuando pensábamos que ahí estaba el límite, descubrimos los quarks. Si creíamos que sólo hay un “tipo” de energía, aparecen los antiquarks. Materia y antimateria, estrellas y agujeros negros, once dimensiones, curvas intemporales, novas…
Un agujero negro tiene masa infinita, al igual que su densidad, pero lo más sorprendente es que, a medida que nos vamos acercando a él el tiempo va pasando cada vez más despacio, hasta llegar a pararse por completo en la propia singularidad.
¿Realmente está la mente humana preparada para entender todos los misterios del universo?
Mi opinión es que no. Hay cosas de las que la ciencia no es capaz más que de arañar la supercicie de la información, y muchas cosas escapan a todo pensamiento lógico y racional. La sóla idea de pensar que un universo se extienda por siempre, o que todo el universo estuvo comprimido en una décima de la millonésima de la millonésima de la millonésima parte de centímetro, podria hacernos caer en la locura.
Hay cosas que están ahí, sobrepasan al hombre y a su entendimiento, y probablemente nunca descubriremos la verdad.
“Quien no se preocupa por la constitución del Universo y de los problemas de la vida y de la muerte, no pasa de ser un cuadrumano con pretensiones” Santiago Ramón y Cajal, médico español.