Introducción:
El científico James Lovelock, en 1972, formuló una teoría
revolucionaria que unificó la teoría de la evolución y la geología,
hablando del planeta azul como un organismo autorregulador cuya
finalidad es albergar vida. Lo que en un principio parecía ser una
simple hipótesis se convirtió en una teoría, que, a pesar de ser la gran
desconocida, es actualmente aceptada por la comunidad científica como
Ciencias del Sistema Tierra, aunque niega que la finalidad de la
autorregulación de nuestro planeta sea la vida.
Al igual que la
alquimia evolucionó hacia la química o el geocentrismo dio paso al
heliocentrismo es hora de abandonar nuestras antiguas creencias a favor
de una nueva mentalidad científica, Gaia.
LA TEORÍA:
La teoría de Gaia se
refiere a la Tierra como un organismo autorregulador compuesto por los
océanos, las rocas de la superficie, la atmósfera y los seres vivos,
formando un sistema que evoluciona conjuntamente, y cuyo objetivo es la
regulación de las condiciones de la superficie en función de su
habitabilidad, en función de la vida. Este postulado, que ha realizado
predicciones correctas y se basa en observaciones y modelos teóricos,
procede de la inicial hipótesis de Gaia. Ésta era contraria a la tesis
común que afirmaba que la vida se adapta a las condiciones del planeta
existentes y que la vida y el planeta evolucionan de forma separada. Una
vez matizada, la hipótesis dio lugar a la teoría de Gaia; y la tesis
convencional se convirtió en lo que hoy conocemos como la ciencia del
sistema Tierra. Se trata de una disciplina dedicada ala estudio de la
Tierra por parte de aquellos científicos que opinan que los fenómenos de
nuestro planeta no pueden ser explicados por la geología tradicional.
La conclusión de que la Tierra es una entidad dinámica en la que lo vivo
y lo inerte está relacionado y que posee una autorregulación climática y
química constituyó la base de la Declaración de Ámsterdam en 2001.La
ciencia del sistema Tierra se diferencia de la Teoría de Lovelock en el
presupuesto de un objetivo, mantener el planeta habitable.
Fuentes:
Esta información ha
sido extraída en su totalidad del libro La venganza de Gaia, de James
Lovelock, científico, ecologista verdadero, antiguo miembro de la Royal
Society y uno del los intelectuales más importantes de nuestro tiempo.
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