Esta mujer, este niño, este hombre, estos muchos, soy yo doblado en su envoltura, cuerpo largo, intolerable y tenso, sacudo mi polvo que siempre al agua aclara. La mitad de un soplo que hacia fuera del paisaje, se dibuja en blanco y se pierde adentro.
Con la mirada abierta todas las formas son monstruosas. Entre los ojos, el pensamiento, rompiéndose.¿Cómo puede Dios levantarse cada mañana?¿Como puede, sabiendo la longitud exacta del tiempo?.Yo digo que ese amo estrecho no volverá a dictar jamás mis respuestas al misterio.
Ahora la llama de su gas seco, tira de mí, de todo él …
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