Ramón Casas: "La Carga ( Barcelona 1903 )"
Jorge Alcázar
Según un estudio realizado por ManPower y capitaneado por el Catedrático
de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona Josep
Oliver (basado en los datos del INE), el 49’3 % de los parados actuales en España son de larga duración.
En términos absolutos, el número de parados de larga duración ha pasado
de 500.000 a 2,400.000 en lo que va de 2007 al tercer trimestre de este
año 2011. Y lo más probable, según recoge el estudio, es que esta
situación se siga acentuando en los próximos años.
De este porcentaje, el 25 % son parados de largísimo duración
(dos ó más años buscando empleo), el 53 % son referencia del hogar o
cabezas de familia, y ya el nivel de estudios tampoco sirve como
antídoto al desempleo, pues el
colectivo formado por personas con un nivel superior de estudios que se
encuentran en situación de desempleo pasó, del 8’5 % antes de la crisis
al 10’9 % en la actualidad.
Las
cifras anteriores ponen de manifiesto la crítica situación que se está
viviendo en el seno de muchas familias cuyas prestaciones sociales han
finalizado o están al final de las mismas.
El
escenario que se plantea en un futuro inmediato es dantesco. Casi dos
millones y medio de personas están a las puertas de la beneficencia, la
caridad y la solidaridad familiar o vecinal.
Pero
la cosa no queda aquí. Como parte de la solución ante esta realidad se
plantea la necesidad urgente de una reforma laboral –unida a la aprobada
en la anterior legislatura- que posibilite la creación de empleo y haga
disminuir estos números inaceptables, que nos sitúan cerca del colapso y
el estallido social.
Las
directrices que regirán estas reformas, sin marcarse de forma clara,
han ido tomando forma paulatinamente hasta convertirse en medidas
concretas: desregulación del empleo, eliminación de los convenios y la
negociación colectiva, despido libre durante el primer año de
contratación, bajada de sueldos, aumento de la jornada laboral,
“minicontratos” con “minisueldos” para jóvenes, aumento de la duración
de los contratos en prácticas sin condiciones de contrapartida para el
empresario, etc.
Los
argumentos a favor de dichas medidas esgrimidos por Patronal, UE,
instituciones financieras y Gobierno, pasan por el razonamiento de que
de esta manera se flexibiliza el mercado laboral permitiendo así un
mayor flujo que permita a empresarios y trabajadores, bajo unas
condiciones “favorables”, establecer relaciones que, tal como está planteado actualmente, serían imposibles de asumir.
Lo
que se obvia, de forma intencionada o no, es que la perdida de poder
adquisitivo y derechos laborales –como se indica más abajo- por parte de
las clases trabajadoras, necesariamente llevará acarreado un menor
consumo y, por tanto, una menor demanda.
Todas
estas medidas contempladas anteriormente no sólo son dudosas a la hora
de crear empleo sino que, por el camino, derrumban toda cobertura legal y
amparo por parte del trabajador. Eliminan de un plumazo derechos
adquiridos durante siglos so pretexto de mejorar la competitividad y la
productividad.
Aún admitiendo que estas medidas generaran empleo, ¿a qué precio?, ¿cuáles serían los costes sociales?
En la situación futura, el despido libre conducirá a una precariedad laboral cada vez mayor que creará inestabilidad social en los sectores laborales. La desregulación del empleo y la eliminación de convenios colectivos
permitirán que los trabajadores no acudan en una posición de fuerza a
la hora de negociar contratos y jornadas de trabajo, quedándose al albur
de un mercado laboral única y exclusivamente ya en manos del capital.
La promoción de contratos en práctica permitirá que estas condiciones
de trabajo mal remunerado se perpetúen a lo largo del tiempo –como ya
ocurre en grandes empresas-. El clima creado creará el caldo de cultivo
propicio para “el sálvese quien pueda”.
No
podemos olvidar que el mercado laboral no deja de ser un mercado
capitalista, donde el empresario -que posee los medios de producción-
acude a él a comprar mano de obra, mientras que el trabajador busca
vender su fuerza productiva por un salario, ya que esto es lo único que
tiene. Las condiciones en las que esa relación de compra – venta se
lleva a cabo determinan el destino de todo un amplio sector de la
población: la clase trabajadora.
En
el tiempo a venir, la desregulación del mercado laboral –lo que se
persigue desde la ideología neoliberal- creará una situación de abuso y
de poder por parte del capital. Herramientas hasta ahora en posesión del
trabajador desaparecerán, quedándose en total soledad ante ese mercado
laboral que sólo buscará la generación de ganancia máxima para el
capitalista. En ausencia de regulación normativa institucional, será el empresario quien fije salarios y condiciones laborales.
Y
hay más. Esto conllevará una bajada de salarios y condiciones laborales
amparada en una competencia feroz. “El ejercito industrial de reserva”,
como Marx denominó al conjunto de trabajadores desempleados, ejercerá
presión para que progresivamente salarios y condiciones laborales se
reduzcan cada vez más, hasta llegar a niveles de subsistencia. Aunque
esto pueda parecer exagerado, hoy día ya tenemos múltiples muestras de
lo anterior. En muchos sectores, como la agricultura, la construcción o
la hostelería, la menor demanda de empleo ha llevado aparejada una
disminución importante de salarios y derechos del trabajador, aún con
una regulación vigente.
En
definitiva, la liberalización y desregulación del mercado laboral junto
con la situación de crisis -de modelo, de producción y de sistema-
actual y el problema de desempleo en España, no pueden sino ser la
espoleta que ponga en marcha un estallido social motivado por la
desesperación y la situación de desamparo ante la que la clase
trabajadora está próxima a encontrarse.
Desde el ultimo trimestre del 2011 al 2013 ya todos lo estamos viviendo y tenemos claro que el desempleo y/o paro en España en febrero 2013: sube en 59.444 desempleados, hasta 5.040.222 de personas.
Desde el ultimo trimestre del 2011 al 2013 ya todos lo estamos viviendo y tenemos claro que el desempleo y/o paro en España en febrero 2013: sube en 59.444 desempleados, hasta 5.040.222 de personas.
No comments:
Post a Comment