Blog » blog esden » El poder de la marca, por Miguel Ángel González Cernuda, Profesor del Master en Dirección Comercial y Marketing
“Me encantan las motos, ojala algún día tenga…”
Si las respuestas que surgen de forma espontanea son Coca Cola o Pepsi y Harley Davidson no es que yo sea un oráculo capaz de leer la mente, es simplemente el poder que tienen determinadas marcas a la hora de posicionarse en la mente del consumidor.
Dicho poder es un pilar que las compañías tratan de cuidar y hacer crecer. No solo hay que dar a conocer una marca, sino que hay que generar vínculos emocionales que perduren en el tiempo para poder generar la repetición de compra.
El customer experience o experiencia de compra tiene que ser como un matrimonio unido y feliz. El grado de vinculación que hay que generar entre el consumidor y la marca no debe descuidarse. Es por ello, que no nos cansamos de ver y oír una y otra vez anuncios de Coca Cola, Apple, Adidas, L’Oreal o de cualquier otra marca.
Cualquier relación debe de cuidarse y mimarse. Se debe de conquistar cada día al cliente ya sea nuevo, asiduo, repetidor o esporádico.
La vinculación que nuestra compañía y sus productos o servicios seamos capaces de generar al público en general, permitirá nuestra supervivencia como empresa. La solidez pasa por la fortaleza que seamos capaces de generar a nuestra cartera de clientes mediante las interacciones continuas pero sin saturar ni ser intrusivos.
Hay canales que puede que ya hayan tocado techo como el telemarketing, donde cuantas veces hemos recibido llamadas en nombre de una compañía para ofrecernos cualquier cosa. Muchas veces las compañías no son conscientes del abuso que hacen en pro de cuentas de resultados dejando de un lado un pilar básico en la relación y gestión de sus clientes, es decir, la satisfacción de sus propios clientes.
Una buena estrategia de comunicación y vinculación puede caer en saco roto con el simple hecho de no cuidar y atender correctamente a ese cliente que tenemos vinculado o fidelizado.
Cualquier marca debe dotarse de atributos adyacentes que nos incite a seguir vinculado a ella, y eso pasa por una gestión integral de los procesos de interacción con el cliente. La marca podemos considerarla como la bandera, como la punta del iceberg que nos motiva y llama la atención, pero detrás de ella tiene que funcionar todo como una orquesta afinada para que sean los propios clientes los que revaloricen el sentimiento de pertenencia a la misma.
Acerca de Miguel Angel González Cernuda
Profesor del Master en Dirección Comercial y Marketing de esden Business School y Autor del Libro “Yo Marketing”
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