Economia política, Política Catalana, Política Española Añada comentarios. Artículo publicado por Vicenç Navarro en la revista digital SISTEMA, 19 de octubre de 2012
Este artículo critica aquellas
propuestas generalizadas entre los partidos conservadores, liberales, e
incluso algunos socialdemócratas, que intentan salir de la crisis a base
de enfatizar las exportaciones, tomando Alemania como ejemplo. El
artículo también critica la aprobación que existe en varios sectores de
la socialdemocracia catalana y española de la reforma Schröder que
inició las políticas seguidas por la canciller Merkel de austeridad que
están llevando a Europa a una Gran Recesión camino de ser una Gran
Depresión.
En una reunión sobre el futuro de la
Unión Europea de la asociación Horitzó Europa, organizada en
colaboración con CCOO de Catalunya, a la cual se me había invitado para
hacer la presentación inicial, me sorprendió que el representante del
Partido Socialista de Catalunya (PSC) en la mesa de representantes de
partidos políticos, presentara las reformas del Gobierno socialdemócrata
alemán presidido por el canciller Schröder (expuestas en su Agenda
2010) como modelo y punto de referencia para lo que debería hacerse en
los países de la periferia de la Eurozona, incluida España. Estas
reformas consistían en potenciar las exportaciones del país, a base de
la reducción de la demanda doméstica, conseguida a base de reducir el
consumo mediante la reducción de salarios y de la protección social.
Esta postura fue también adoptada por el Gobierno alemán presidido por
la canciller Angela Merkel, cuyas políticas son una mera continuación de
las que en su día implementó el Gobierno Schröder.
Mi sorpresa se debe a que tal postura
–que había estado muy extendida entre amplios sectores de la
socialdemocracia europea, consecuencia de la influencia de la Tercera
Vía, liderada por Toni Blair en Gran Bretaña-, había perdido gran parte
de su atractivo a la luz de sus resultados, que han sido muy negativos
para el crecimiento económico, y creación de empleo en aquel país. La
postura del ponente socialista catalán parece, sin embargo, ser todavía
dominante entre muchos economistas, como Josep Oliver, Catedrático de
Economía Aplicada en la UAB, que tuvieron gran influencia en el
desarrollo de las políticas económicas del Gobierno tripartito catalán
(con muchas de las cuales estaba yo de acuerdo) pero que, por lo visto,
han ido cambiando de postura con el tiempo.
Antes de analizar la política económica
de Schröder-Merkel, quisiera hacer dos aclaraciones. Una es que ignoro
si tal postura representa la postura del PSC. Sí que parece estar
extendida entre sectores de la sensibilidad catalanista del PSC. Lo que
sí sé es que es la postura ampliamente aceptada también por los partidos
conservadores y liberales en Catalunya y en España. Y también, por
cierto, del PSOE. Hay matices entre estas opciones políticas acerca del
grado de austeridad necesaria, la distribución de los costes de tal
austeridad, y otros elementos. Pero, en general, hay un acuerdo en la
necesidad de potenciar las exportaciones, a base de reducir la demanda
doméstica, como medida de salir de la crisis. El hecho de que este punto
de vista esté aceptado por sectores de la socialdemocracia catalana y
española es lo que me preocupa.
LOS DESCRÉDITOS DEL MODELO EXPORTADOR ALEMÁN
Esta postura que toma el Gobierno
Schröder como modelo asume que la austeridad ahora es necesaria para
reducir el déficit público del Estado, a fin de recuperar la confianza
de los mercados, acentuando las medidas intervencionistas por parte de
las autoridades públicas para potenciar el sector exportador, que es el
que estimulará a toda la economía. Tal sector exportador se presenta
como el que debe convertirse en el motor de la economía. La salida de la
crisis pasa, pues, por un aumento de la productividad que se conseguirá
a través de la reducción salarial y una reducción de la protección
social, recortando el gasto público. Esta postura, sin embargo, ha sido
la responsable de la gran crisis de la Eurozona, de su escaso
crecimiento económico que, por cierto, está alcanzando el nivel de
recesión, también en Alemania. Veamos los datos.
Según los últimos datos del Banco
Central Europeo, la tasa de crecimiento de la Eurozona será para el 2012
negativo (-0,5% del PIB), y para el 2013, incluso peor (-0,7% del PIB).
Una de las mayores causas del descenso de la actividad económica de la
Eurozona es el descenso de la tasa de crecimiento de la economía
alemana, centrada en las exportaciones. Las exportaciones han ido
cayendo al ir disminuyendo la capacidad adquisitiva de los países
importadores de la Eurozona, incluidos los países periféricos. Así, las
exportaciones alemanas a España descendieron un 11,4%, a Portugal un
15,8%, a Grecia un 9% y a Italia un 8,6%. El declive de exportaciones
alemanas a los países de la Eurozona fue de un 3,1%.
Puesto que las importaciones de Alemania
de productos de los países de la Eurozona permanecieron constantes, con
un ligero declive (resultado de la escasa demanda doméstica,
consecuencia de las políticas de austeridad del gobierno alemán),
resulta que la balanza de pagos (el saldo entre lo que Alemania vende y
lo que compra) fue reduciéndose de manera que hoy casi está equilibrada
con los países de la periferia, incluida España (tal como muestra el
economista Andrew Watt en su artículo ”IMK forecast-euro area recession
to continue” ‘Social Europe Journal’. 05.10.12). Este equilibrio no se
debe a que las exportaciones españolas a Alemania hayan aumentado (como
varios economistas españoles han interpretado) sino a que las
exportaciones alemanas a estos países han descendido. La corrección de
la balanza de pagos alemana no se debe pues (como con excesiva
frecuencia se asume) al crecimiento de la productividad y de las
exportaciones de tales países, incluida España. Se debe al descenso de
las exportaciones alemanas a los países periféricos, resultado de la
escasa capacidad adquisitiva de la población de estos países, como
consecuencia de las políticas de austeridad. Y las importaciones de
Alemania de productos de los países periféricos no han aumentado (en
realidad han descendido) debido al estancamiento de la capacidad
adquisitiva de la clase trabajadora alemana, consecuencia de las
políticas de austeridad de los gobiernos Schröder-Merkel.
Por un momento parecería que la economía
alemana estaba respondiendo bien a las medidas de austeridad alemana,
con una economía que iba creciendo, resultado del aumento de las
exportaciones. Pero ello se debió a que la economía alemana se desligó
de la Eurozona, aumentando sus exportaciones a EEUU, China, Rusia y
Japón. Su solución fue separarse de la Eurozona. Ahora bien, cuando la
economía de estos países dejó de crecer en los términos que se esperaban
(consecuencia, en parte, del parón de la economía mundial), las
exportaciones alemanas cayeron, y así ocurrió también en su economía,
centrada en las exportaciones. La austeridad impuesta por el binomio
Schröder-Merkel está causando una enorme crisis a nivel de Alemania, de
la Eurozona y del mundo. Si en el debate entre Schröder (que quería
potenciar el sector exportador) y su ministro de Finanzas, el señor
Oskar Lafontaine (que quería potenciar la demanda doméstica subiendo los
salarios y el gasto público), éste último hubiera ganado, no estaríamos
donde estamos. El crecimiento de la demanda doméstica alemana hubiera
estimulado el crecimiento económico alemán y europeo.
Dos últimas observaciones. Josep Oliver
cuestiona que España esté llevando a cabo políticas de austeridad pues
la deuda pública se ha incrementado enormemente, resultado –según él- de
un gran aumento del gasto público (Oliver J., “Es el crédito,
estúpido”. ‘El Periódico’. 04.10.12). Pero el crecimiento de la deuda
pública es en sí un resultado de las políticas de austeridad. Los
recortes de gasto público y bajada de salarios –que caracteriza las
políticas de recortes- disminuyen los ingresos al Estado, lo cual crea
un aumento del déficit y de la deuda pública. Este aumento de la deuda
pública es una consecuencia, no es una causa de la austeridad. El
impacto del crecimiento de la deuda como estímulo de la economía es
nulo, pues requiere un aumento de los pagos por los intereses de la
deuda, lo cual no tiene ningún impacto estimulador de la economía. No es
lo mismo que aumente la deuda pública como resultado de haber invertido
en la infraestructura social, humana y física del país, que aumentar la
deuda pública resultado de pagar los intereses a la deuda.
La otra observación es que no es cierto
de que aumentar los impuestos reduzca la demanda. Si tal reducción se
centra en las rentas superiores (que consumen poco) y con los fondos
adquiridos el Estado crea puestos de trabajo, (que es lo que debería
hacerse), la demanda aumenta no disminuye. El problema económico (además
de humano y social) más importante que tiene hoy España es el
desempleo, no el déficit público. En realidad este no descenderá a no
ser que haya mayor crecimiento económico, resultado de un aumento de la
creación de empleo. Y tal inversión puede hacerse mediante una reforma
fiscal progresiva y redistributiva que genere la cantidad suficiente de
recursos. Los ingresos al estado de España y otros países periféricos
están muy por debajo de los que debería ser por su nivel de riqueza. De
ahí la urgencia de la reforma fiscal que permita el crecimiento de gasto
público y la inversión en la producción de empleo. Continuar las
políticas de austeridad, esperando que las exportaciones sean las que
nos saquen de la crisis es profundamente erróneo. Y los datos así lo
muestran.
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