Saturday, September 01, 2012

The Aye Aye, an endangered animal for being ugly


El aye aye, un animal en peligro de extinción por ser feo

El aye aye, un animal en peligro de extinción por ser feo
Un aye aye recién nacido (i) y otro en edad adulta (d). (AGENCIAS)
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  • Es de la familia de los lémures y la población de Madagascar acaba con él porque creen que es un demonio.
  • Está en peligro de extinción y un grupo de conservacionistas se enfrenta al reto de acabar con las supersticiones de los nativos.
El aye aye es un animal marcado por un infausto destino: está en peligro de extinción porque es muy feo.
Es del grupo de los lémures y el único superviviente de su familia, aunque su población decrece a un ritmo alarmante, en parte porque los habitantes de Madagascar (lugar donde habita este extraño animal) le consideran una criatura endemoniada y muy peligrosa.
Creen que si apunta a una persona con su tercer dedo, ésta muere repentinamente y de modo horrible
El hecho de que le consideren un animal poseído por espíritus malignos le coloca en el punto de mira de los nativos, que le temen y odian a partes iguales.
Tanto es así, que circula el rumor de que si apunta a una persona con su tercer dedo, ésta muere poco después repentinamente y de modo horrible.
Un pequeño grupo de conservacionistas está luchando por preservar al aye aye de una extinción prematura, aunque por el momento los cazadores les llevan ventaja.
Es un animal nocturno, se alimenta de larvas y su cola suele ser más larga que el resto de su cuerpo; pesa de dos a tres kilos y puede vivir hasta 23 años.
Condenado por ser feo
Cuando nace, el aye aye tiene la cabeza muy pequeña, casi del mismo tamaño que sus orejas y los ojos saltones.
De su cuerpo sólo destacan los pulgares oponibles, la larga cola y unas enormes orejas
El pelaje tarda en crecerle y parece una rata con aspecto enfermizo, de cuyo cuerpo sólo destacan, además de las enormes orejas, sus pulgares oponibles.
Tiene un rostro muy inexpresivo y el hecho de que sea nocturno, rápido y gran saltador, ha hecho que las supersticiones se disparen en Madagascar.
Su dedo intermedio es sustancialmente más largo y delgado que el resto y en esa anomalía reside el mayor temor de los lugareños.
Temen al aye aye como si fuera el peor de los demonios, le persiguen y le cazan, sin que los grupos conservacionistas puedan hacer nada por él, hasta el momento.


Daubentonia madagascariensis

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Aye-aye
Aye-aye (Daubentonia madagascariensis) 2.jpg
Estado de conservación
Casi amenazado (NT)
Casi amenazado (UICN)
Clasificación científica
Reino: Animalia
Filo: Chordata
Clase: Mammalia
Orden: Primates
Suborden: Strepsirrhini
Infraorden: Chiromyiformes
Familia: Daubentoniidae
Gray, 1863
Género: Daubentonia
E. Geoffroy, 1795
Especie: D. madagascariensis
Nombre binomial
Daubentonia madagascariensis
Gmelin, 1788
Distribución
Distribución del aye-aye
Distribución del aye-aye
El aye-aye (Daubentonia madagascarensis, antes Chiromys madagascarensis) es un primate estrepsirrino endémico de Madagascar, emparentado con los lémures. Su estrafalaria apariencia hace que se le considere el principal responsable del origen de la palabra "lémur", que quiere decir en latín «espíritu nocturno». El aye-aye es el único representante vivo de su género (Daubentonia), familia (Daubentonidae) e infraorden (Chiromyiformes), lo que deja bien a las claras su extrema rareza. Sólo se conoce otra especie próxima al aye-aye, el aye-aye gigante (Daubentonia robusta), que se extinguió hacia 1920.

Contenido

Descripción

El pelaje es largo en todo el cuerpo, especialmente en la cola, razón por la que el aye-aye fue clasificado inicialmente como una extraña ardilla cuando se descubrió. El color del pelaje es totalmente negro salvo en la cara, donde se aclara hasta ser blanquecino. Ocasionalmente se dan individuos pardos. Los adultos alcanzan el tamaño aproximado de un gato doméstico, con 40 centímetros de la cabeza a la cola y otros 55 de longitud total de ésta. Pesa de dos a tres kilos y puede vivir hasta 23 años. Además de sus amplias orejas, en su cabeza destacan también sus ojos, grandes y amarillos, típicos del animal nocturno que es. El olfato también es bastante fino.
Los aye-ayes son animales arborícolas de hábitos nocturnos. Se alimentan de larvas de insectos que encuentran bajo la corteza de los árboles, localizándolas mediante golpes rítmicos sobre la corteza. Este método es típico de los pájaros carpinteros, pero único entre los mamíferos. Para conseguirlo, usa su largo y huesudo tercer dedo, y distingue cualquier pequeña perturbación en el ruido que produce el golpeteo (indicio de una galería de madera carcomida bajo la corteza) gracias a sus grandes y bien desarrollados oídos (su sentido principal), semejantes a los de un murciélago. Sólo se conoce otro caso de adaptación tan fuerte de los dedos en ese sentido en toda la historia de la evolución, el del pequeño dinosaurio arborícola Epidendrosaurus.

Hábitat

Dos aye-ayes sobre las ramas de un árbol, dibujo de 1887.
El hábitat del aye-aye lo constituye la selva tropical que cubre el este de Madagascar, donde se localiza en la parte más alta de los árboles. Su dieta de larvas de insectos es completada a veces con la ingesta de algunas hojas y frutos. Éstos últimos los come de forma ritualizada y característica, primero royendo su cáscara (tiene unos dientes similares a los de una rata) y luego introduciendo en su interior el largo tercer dedo, con el que recoge la pulpa carnosa y se la mete en la boca como si estuviese usando una cuchara.
La destrucción de la selva malgache debido a los incendios provocados, la tala de árboles y el aclaramiento de grandes zonas para destinarlas a la agricultura ha empujado al aye-aye al borde de la extinción. De hecho, se pensó durante un tiempo que había desaparecido, hasta que se le redescubrió en 1961. Desde entonces el gobierno de Madagascar ha tomado distintas medidas con el fin de protegerlo a él y a su hábitat; 12 ejemplares de esta especie se encuentran protegidos en la isla reserva de Nosy Mangabe.
Actualmente, se calcula que existen aproximadamente 2.500 individuos.

Reproducción

Los aye-ayes hembras paren una sola cría, algo habitual en los lémures, y la llevan sobre su espalda durante los primeros meses de vida. Durante el día se refugian en nidos similares a los de los pájaros, que luego cambian por otros después de usarlos durante una temporada. Estos nidos están situados en la base de las ramas, siempre a más de 12 metros de altura del suelo.

Estado de conservación

Según la UICN, el aye-aye es una especie casi amenazada (NT).1

Curiosidades

El folklore malgache considera al aye-aye una criatura mágica. Tiene un rostro muy inexpresivo y el hecho de que sea nocturno, rápido y gran saltador, ha hecho que las supersticiones se disparen en Madagascar. Su dedo intermedio es sustancialmente más largo y delgado que el resto y en esa anomalía reside el mayor temor de los lugareños. Se dice que si apunta a una persona con él, ésta muere poco después de una forma repentina y horrible.2

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