The Cuban Missile Crisis was the closest the world ever came to nuclear war. The United States armed forces were at their highest state of readiness ever and Soviet field commanders in Cuba were prepared to use battlefield nuclear weapons to defend the island if it was invaded. Luckily, thanks to the bravery of two men, President John F. Kennedy and Premier Nikita Khrushchev, war was averted.
In 1962, the Soviet Union was desperately behind the United States in the arms race. Soviet missiles were only powerful enough to be launched against Europe but U.S. missiles were capable of striking the entire Soviet Union. In late April 1962, Soviet Premier Nikita Khrushchev conceived the idea of placing intermediate-range missiles in Cuba. A deployment in Cuba would double the Soviet strategic arsenal and provide a real deterrent to a potential U.S. attack against the Soviet Union.
Meanwhile, Fidel Castro was looking for a way to defend his island nation from an attack by the U.S. Ever since the failed Bay of Pigs invasion in 1961, Castro felt a second attack was inevitable. Consequently, he approved of Khrushchev's plan to place missiles on the island. In the summer of 1962 the Soviet Union worked quickly and secretly to build its missile installations in Cuba.
Missile Map For the United States, the crisis began on October 15, 1962 when reconnaissance photographs revealed Soviet missiles under construction in Cuba. Early the next day, President John Kennedy was informed of the missile installations. Kennedy immediately organized the EX-COMM, a group of his twelve most important advisors to handle the crisis. After seven days of guarded and intense debate within the upper echelons of government, Kennedy concluded to impose a naval quarantine around Cuba. He wished to prevent the arrival of more Soviet offensive weapons on the island. On October 22, Kennedy announced the discovery of the missile installations to the public and his decision to quarantine the island. He also proclaimed that any nuclear missile launched from Cuba would be regarded as an attack on the United States by the Soviet Union and demanded that the Soviets remove all of their offensive weapons from Cuba.
During the public phase of the Crisis, tensions began to build on both sides. Kennedy eventually ordered low-level reconnaissance missions once every two hours. On the 25th Kennedy pulled the quarantine line back and raised military readiness to DEFCON 2. Then on the 26th EX-COMM heard from Khrushchev in an impassioned letter. He proposed removing Soviet missiles and personnel if the U.S. would guarantee not to invade Cuba. October 27 was the worst day of the crisis. A U-2 was shot down over Cuba and EX-COMM received a second letter from Khrushchev demanding the removal of U.S. missiles in Turkey in exchange for Soviet missiles in Cuba. Attorney General Robert Kennedy suggested ignoring the second letter and contacted Soviet Ambassador Anatoly Dobrynin to tell him of the U.S. agreement with the first.
Tensions finally began to ease on October 28 when Khrushchev announced that he would dismantle the installations and return the missiles to the Soviet Union, expressing his trust that the United States would not invade Cuba. Further negotiations were held to implement the October 28 agreement, including a United States demand that Soviet light bombers be removed from Cuba, and specifying the exact form and conditions of United States assurances not to invade Cuba.
EN ESPAÑOL:
La crisis de los misiles de Cuba fué lo más cercano que el mundo estuvo de la guerra nuclear. La
fuerzas armadas estadounidenses estaban en su más alto estado de alerta con los comandantes soviéticos en Cuba, quienes estaban dispuestos a usar armas nucleares y tácticas para defender la isla
cuando fuese invadida. Afortunadamente,
gracias a la valentía de los dos hombres, el presidente John F. Kennedy
y el premier Nikita Khrushchev, la guerra se evitó.
En 1962, la Unión Soviética estaba desesperadamente detrás de los Estados Unidos en la carrera armamentista. Los misiles
soviéticos eran sólo suficientemente potentes como para ser lanzado
en contra de Europa, pero los misiles estadounidenses eran capaces de
alcanzar a toda la Unión Soviética. A
finales de abril de 1962, el primer ministro soviético Nikita
Khrushchev concibió la idea de colocar misiles de alcance medio en Cuba.
Un
despliegue en Cuba duplicaría el arsenal estratégico soviético y
disuasorias real a un posible ataque de EE.UU. contra la Unión
Soviética.
Mientras
tanto, Fidel Castro estaba buscando una manera de defender a su nación
de la isla de un ataque de los EE.UU. Desde la fracasada invasión de
Playa Girón o Bahia de Cochinos, en 1961, Castro sintió que un segundo ataque era inevitable. En consecuencia, se aprobó el plan de Khrushchev para colocar misiles en la isla. En el verano de 1962, la Unión Soviética, trabajó rápidamente y en secreto para construir sus instalaciones de misiles en Cuba.
Debido a los Mapas de Misiles hechos por Estados Unidos, resultó que la crisis comenzó el 15 de octubre 1962,
cuando fotografías de reconocimiento revelaron misiles soviéticos en
construcción en Cuba. Temprano al día siguiente, el presidente John Kennedy fue informado de las instalaciones de misiles. Kennedy organizó inmediatamente la EX-COMM, un grupo de sus doce consejeros más importantes para manejar la crisis. Después
de siete días de debate intenso y guardado dentro de las altas esferas
del gobierno, Kennedy llegó a la conclusión de imponer una cuarentena
naval alrededor de Cuba. Quería evitar la llegada de más armas ofensivas soviéticas a la isla. El
22 de octubre, Kennedy anunció el descubrimiento de las instalaciones
de misiles al público y su decisión de poner en cuarentena a la
isla. También
proclamó que cualquier misil nuclear lanzado desde Cuba sería
considerado como un ataque contra los Estados Unidos por parte de la Unión
Soviética y exigió que los soviéticos eliminaran todas sus armas ofensivas
en Cuba.
Durante la fase pública de la crisis, las tensiones comenzaron a construirse en ambos lados. Kennedy ordenó finalmente misiones de reconocimiento de bajo nivel, una vez cada dos horas. El 25 de Octubre, Kennedy retiró la línea de fondo de cuarentena y elevó a preparación militar al DEFCON 2. A continuación, el 26 de Octubre, el EX-COMM leyó de Khrushchev en una apasionada carta. En la que propone la eliminación de misiles soviéticos y personales sí los EE.UU. garantizaría no invadir Cuba. El 27 de octubre, fué el peor día de la crisis, cuando un
U-2 fué derribado sobre tierra de Cuba y la EX-COMM recibió una segunda carta de
Khrushchev exigiendo la retirada de los misiles estadounidenses de
Turquía a cambio de misiles soviéticos en Cuba. Fiscal
General Robert Kennedy sugirió ignorando la segunda carta y se contactó
con el embajador soviético Anatoly Dobrinin para comunicarle el acuerdo
de EE.UU. con la primera.
Las
tensiones comenzaron finalmente a aliviarse el 28 de Octubre, cuando
Khrushchev anunció que iba a desmantelar las instalaciones en Cuba y devolver
los misiles de la Unión Soviética, expresando su confianza en que los
Estados Unidos no invadiría Cuba. Se
llevaron a cabo nuevas negociaciones para poner en práctica el Acuerdo
de 28 de Octubre de 1962, incluyendo una demanda de Estados Unidos de que
bombarderos ligeros soviéticos se retirarán de Cuba, y especificando la
forma y las condiciones exactas para que Estados Unidos garantizara no
invadir a Cuba.
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