Wednesday, December 12, 2012

Juan 14,6-14

Yo soy el camino, la verdad y la vida

Texto del evangelio (Juan 14,6-14) – Yo soy el camino, la verdad y la vida

En aquel tiempo, Jesús dijo a Tomás: «Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto». Le dice Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta». Le dice Jesús: «¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: ‘Muéstranos al Padre’? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, creedlo por las obras. En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre. Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré».

Reflexión: Jn 14,6-14

Este es como el corolario final del mensaje de Jesús. La síntesis definitiva. Todo aquello que ha querido comunicarnos una y otra vez los últimos días se encierra aquí. Incluso la pregunta del “ingenuo” Felipe, que no hace nada más que reeditar las preguntas de los judíos y las nuestras, que persiguen el único fin de postergar nuestra decisión, como si necesitáramos siempre una prueba más…la última. Pero el Señor ya lo dijo antes:
«Esta generación es una generación malvada; pide una señal, y no se le dará otra señal que la señal de Jonás. Porque, así como Jonás fue señal para los ninivitas, así lo será el Hijo del hombre para esta generación. La reina del Mediodía se levantará en el Juicio con los hombres de esta generación y los condenará: porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón. Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás». Lc 11, 29-32.
Es única y exclusivamente falta de fe la que nos induce a querer más pruebas, a pedir otras manifestaciones del poder de Cristo, buscando de este modo justificar nuestro proceder, que a todas luces nos presenta como paganos y no como verdaderos cristianos. Porque el que realmente sigue a Cristo, brilla como Él, porque su brillo no proviene de Él, sino de Cristo, como el brillo de Cristo proviene del Padre. Esto es lo que el Señor nos explica una y otra vez, esperando que finalmente optemos por Él, pues como nos dice Yo soy el camino, la verdad y la vida.
La única forma de llegar al Padre es a través del Hijo. Conociendo al Hijo, conocemos al Padre. Conociendo y haciendo Su Voluntad, estamos conociendo y haciendo la Voluntad del Padre. Hemos de orar de modo constante para pedir esta gracia, pero al mismo tiempo hemos de decidir y ponernos en marcha, porque este es el único modo de confesar efectivamente nuestra Fe. Se trata de una decisión trascendente, que abarca e influye en todos los aspectos de nuestra vida. No es como algunos creen, algo íntimo y privado. No. Es más bien público, porque tiene que ver con la salvación de la humanidad. No vamos a obligar a nadie, porque Dios mismo nos ha dejado libres, pero brillaremos e iluminaremos para que aquel que quiera pueda seguir el Camino. Por ello, no debemos ser motivo de escándalo…Pero entiéndase por verdadero escándalo el de aquél que es públicamente acusado y condenado por faltar al amor, a la fe; no por ser muerto y aun crucificado por amor. Uno y otro escándalo son muy distintos. Hemos de defender a los humildes, a los indefensos, a los que sufren por causa del mismo hombre, sin reparar en nosotros, en nuestros intereses, siguiendo a Jesús, que habiendo llegado al extremo nos dice Yo soy el camino, la verdad y la vida.
Es este Camino el que debemos estar dispuestos a transitar, iluminar y guardar. No se trata de decir “si creo”, se trata de confesarlo con nuestra vida, con cada uno de nuestros actos, por más insignificante que este parezca, porque al que es fiel en lo poco, se le dará mucho más. Mostremos con nuestra propia vida que creemos en aquello que nos dice el Señor, Yo soy el camino, la verdad y la vida.

Oremos:

Padre Santo, no permitas que caigamos una y otra vez en la misma excusa, en las mismas preguntas. Que sepamos guardar en nuestros corazones aquellas pruebas irrefutables de Tu amor que hemos recibido en nuestras vidas y que las conocemos de sobra, pero que vistas a la distancia nos parecen pequeñas, a fin de no poner excusas y ponernos a tus órdenes, allí donde nos llamas …Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor…Amén.

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